¿Qué trujillano de clase media o baja no ha tomado una combi, micro u otro transporte público para llegar a su destino?
La mayoría de trujillano se levanta temprano para
dirigirse a un paradero donde los choferes tocan el claxon tantas veces que el
ruido palpita en nuestras cabezas como campanas de iglesia y los cobradores
gritan a viva voz los puntos más concurridos de su ruta, incluso algunos se
animan a “jalarte” para que no subas al carro de la competencia.
El florido vocabulario popular de jergas y entonaciones
particulares que caracterizan a los cobradores (mayormente hombres jóvenes), todo
eso forma parte de nuestra cultura popular peruana.
Frases como “pague con sencillo”, “al fondo entran cinco”, “pasaje a la mano”, “avisando con tiempo” u otras más, son las que Ulises Antonio Muñoz pronuncia cada minuto todos los días cuando usa su camisa verde olivo que caracteriza a la empresa de transporte “Los Diamantes” que cubre la ruta “Alto Trujillo- Las Delicias”, donde trabaja hace dos años.
No es nada fácil ser cobrador de combi, ya que corren el riesgo de sufrir accidentes mortales, también el sueldo es poco, tiene que “amarrase la tripa” como dice Ulises porque no tiene hora fija para comer e incluso se saltan las comidas.
Para Ulises que tiene una familia pequeña pero una casa grande que pagar, su sueldo que varía según lo ganado; puede ser entre 25 – 35 soles diarios, no es suficiente.
Tener que estar fuera de casa desde las 5:40 am hasta las 8:30 pm solo para llevar dinero a casa también es un gran sacrificio para él porque no puede pasar mucho tiempo con su pequeña hija y su esposa.
En varias ocasiones dejó el trabajo por reclamos de su
esposa por lo poco que compartían en
familia, sin embargo él dice “es difícil conseguir empleo cuando solo has
terminado la primaria”, esa condición le impide salir adelante y según Ulises es más práctico y seguro
quedarse como cobrador. Pero no solo es el miedo de perder a sus familias por
estar todo el día fuera de casa, sino también le tienen temor a los
famosos 'marcas'. Para esta crónica he
tenido que subirme a varios de estos vehículos para observar y escuchar historias, he visto stickers en algunos de los carros a los
que subí.
Imágenes de animales, siluetas de personas o letras que
no tenían sentido estaban pegados en las lunas o en el interior de los
vehículos públicos.
Cualquiera que los ve no sabe los que significa y cree
que solo son adornos comunes. Cuando me atreví
tomarle una fotografía a una imagen; una silueta oscura de una sirena
con una especie de arma de fuego en su mano, el cobrador del micro se molestó y
me dijo que no podía hacerlo porque podía meterlos en problemas y aunque le explique que solo era para un
trabajo, este me invitó a bajar del carro y a tomar otro.
Según Ulises estos stickers
caracterizan a los cobradores de cupos, cada combi, micro, colectivo o taxi
que tenga estas etiquetas tiene que pagar una comisión diaria o mensual, si no
cancelan el monto que los 'marcas' les imponen, estos se cobran de forma más cara, como el daño a la integridad
física de los propietarios del vehículo o a la herramienta misma.
Afortunadamente para Ulises y su compañero, los “cobra
cupos” como dicen ellos, no los han contactado hasta el momento, ellos aseguran
que es porque su combi es antigua por lo que los 'marcas' no se molestan en aprovecharse de
ellos.
La labor de los trabajadores de transporte público es
dura y muy riesgosa, más allá de lo picante que pueda ser su vocabulario y no
parezcan personas confiables; como he escuchado muchas veces decir a algunos
pasajeros, son padres o madres que trabajan para darles lo mejor a su familia.
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