El viaje académico estaba cerca y aún no conseguía el dinero
para los pasajes, estadía en Lima, alimento, mucho menos para cancelar la
pensión de abril; requisito fundamental para viajar, sin embargo ya había
asegurado que iría a la capital.
Mi padre es de la
personas que nunca estará de acuerdo en algún tema en el que se vea obligado de
aportar dinero, por supuesto me negó la plata, ya lo había anticipado, por eso
guardé el pago de mi liquidación y pude costear mis gastos.
El miércoles por la noche mi madre quiso acompañarme a la
agencia para asegurarse de que me vaya sana y salva, no se lo permití porque
siempre que se despide de alguien ella llora mares y probablemente hubiese
inundado la calle. Por eso opté por una mejor compañía, alguien más sereno.
Llegué muy temprano al terminal; 8:40 pm, no estaba ningún
compañero, esperé unos minutos y empezaron a llegar uno a uno, la mayoría con
sus padres. No se veían nada emocionados, más bien tenían una expresión de
incertidumbre, quizá por el frío o tal vez porque yo me sentía así.
Ya en el bus se inició el alboroto pues, Guadalupe; una
compañera risueña y de voz grave, no paraba de carcajearse por lo que no
llegamos a conciliar el sueño.
Llegamos muy temprano a Lima e inmediatamente después nos
fuimos al hotel en Jesús María, nos dividieron en grupos asignándonos habitaciones. Con la orden del profesor
encargado de reunirnos dentro de hora y media para irnos a tomar desayuno, mi
grupo (Astrid, Guadalupe y Joselyn) se instaló en el cuarto. Pasado el tiempo
determinado fuimos a desayunar a la esquina del hotel; era la primera vez que
comía parada viendo palomas caminar silenciosamente por el asfalto esperando
que caigan algunas migas de pan.
Nuestra primera visita fue al Ministerio de Cultura, a unos
10 minutos de nuestro hotel, es un edificio enorme y gris, parecía hecha de
piedra. Allí visitamos un canal web, que con solo cuatro miembros hacían un
excelente trabajo, pues “Cultura 24” es un portal completo de información cultural
y artística de nuestro país.
Inmediatamente después, a unos cuatro metro del Ministerio de
Cultural se encuentra el gran Teatro Nacional. Su estructura es hermosa, con
sus muros de vidrio y aplicaciones en metal pulido la hacen de estilo moderno.
Particularmente me quedé impresionada con lo fabulosa que era por fuera y por
lo que conocería en su interior, debería ser más majestuosa. No me equivoqué.
Con la información de la experimentada guía nos
impresionábamos cada vez más, pues cada detalle del monumento tenía un porqué,
el material del enchapado, la alfombra, las paredes, etc. Al llegar al teatro
mismo, nos envolvió la luz tenue del coliseo.
Luego del recorrido por el Teatro Nacional, nuestros
estómagos nos exigían alimento para continuar con la travesía; recuerdo que el
profesor Vásquez nos dijo que no gastaríamos mucho en los alimentos pero
gastamos más de lo previsto, bien pagado.
Más tarde visitamos el “Grupo RPP”, conocimos muchas cabinas
de radio famosas con sus locutores igual de conocidos, como trabajan en switcher, como lanzan notas informativas
pero sobre todo nos dimos cuenta de cómo se maneja la información.
Después de un largo día regresamos al hotel para descansar un
poco y alistarnos; ya que, se venía la visita a Panamericana TV, a un programa
mediático “La Batería”.
No fue como esperamos, fuimos un público más, lo que rescato
es que por lo menos conocimos la realidad de los programas sensacionalistas,
son completamente distinto a como se ve
en televisión porque allí no se escucha los gritos del productor ni de los
asistentes presionando al público para que destrocen sus gargantas para según
ellos animar.
Al llegar a nuestra habitación no sabíamos que hacer,
creíamos no tener sueño pero luego de una hora caímos rendidas en nuestras camas.
Para la mañana del viernes estaba programada una visita a la
Fundación Telefónica, en cual hay un espacio para las expresiones de arte, en
esa vez estaba “Desorden Ordenado”, a cargo del artista japonés Kyoichi
Kurokawa. Estas obras de arte digital fue nueva para nosotros, era asombroso
ver como figuras abstractas formaban imágenes hermosas, el ruido que producía
cada expresión digital cobraban sentido con las imágenes que aparecían en la
pantalla. Era arte sin duda.
Al terminar la visita, nos percatamos que el profesor Ulloa
se había esfumado. Mientras esperábamos al maestro, los guías nos acompañaron
con una agradable charla.
A la llegada del profesor
nos dirigimos al Diario El Peruano, allí conocimos cómo se imprimían y
reproducían los diarios antiguamente. Fue atrayente ver esas grandes máquinas
impresoras cubiertas de aceite para ser conservadas.
Cerca al lugar almorzamos y dimos una rápida visita por las
plazas de Lima, nos tomamos fotografías en cada parte que considerábamos
bellas.
Aunque no tuvimos mucho tiempo para conocer el centro de la
capital nos aguardaba aún una última visita, al canal 4 - América TV.
“Esto es Guerra”, fue el programa que visitamos, pero antes
de entrar hicimos nuestra colita como cualquier fan de los ´guerreros´, una vez
en el set nos invitaron a ser un público
animoso y gritar los nombre de los participantes del reality. Ya no nos sorprendió pues lo mismo pasó en el otro canal
que visitamos, por el contrario intentamos observar todo, cómo manejan las
cámaras, cómo montan los escenarios, cómo se dirige la productora a sus
trabajadores, etc.
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